El respeto implica reconocer el valor de los demás y tratarlos con dignidad, mientras que la tolerancia permite admitir opiniones e ideas diferentes a las propias. Juntos, estos valores permiten la pluralidad política y la resolución pacífica de conflictos en una sociedad democrática, y motor del desarrollo social y económico.
Es en la Familia donde se construye la identidad de la persona y se protege su autonomía y es la base desde donde se proyecta en el ámbito social, tal y como recoge el artículo 39 de la Constitución Española.
Este debe ser nuestro compromiso en la Educación y en todos los momentos de la vida, dejando a un lado los cuentos de sirena y la demagogia fácil – como recoge el viejo refrán, haz lo que yo digo pero no lo que yo hago- que tras espectaculares fachadas, al cruzarlas solo encontramos vacío y soledad. EL RESPECTO Y LA TOLERANCIA se conforman como los pilares fundamentales para nuestra convivencia.