España en los primeros años de este siglo ha convergido de manera constante hacia la media de la Unión Europea, en el año 2000 España en PIB por habitante en Paridad de Poder de Compra se situaba en el 97,00% de la media de la Unión y en el año 2007 la superaba y se situaba en el 105,00% de la media europea.
A partir de la gran Crisis de 2007 España fue perdiendo fortaleza y creciendo por debajo de la media de la Unión y en 2019 habíamos pasado del 105,00% al 91,00% de la media de la Unión. La crisis de 2020 por el COVID 19 confirmaba que España volvía responder peor que la media de la Unión, y España retrocedía hasta el 84,00% de la media europea.
Los efectos de los Fondos europeos y el turismo han sido los dos grandes motores que están conllevando a la recuperación de la economía española, y en 2023 ya se ha situado en PPA por habitante en el 88,00% de la media europea, pero sigue sin recuperar los ratios del pasado.
Es un hecho constatado que entre las razones existentes en estos últimos años en que la realidad española se ha apartado de la media de la Unión, es la polarización política quizás la principal responsable de esta situación, y en consecuencia ante la falta de dialogo y el consenso necesario, no se han llevado a cabo las REFORMAS ESTRUCTURALES que se precisan, como ha venido demandando el Banco de España.
Comenzamos el año 2025, y nos encontramos inmersos en una nueva Era: Tecnológica, Digital y singularmente la Inteligencia Artificial, que nos obliga a un profundo replanteamiento en la actividad productiva y esta nueva realidad necesita ser asumida e integrada plenamente en todas las decisiones de actuaciones tanto por las Empresas como singularmente por el Gobierno nacional y los Gobiernos autonómicos.
Dicho lo anterior, la conectividad es fundamental para el desarrollo, las infraestructuras de comunicaciones y los equipamientos empresariales y tecnológicos son vitales para aprovechar todas las ventajas territoriales, por ello es necesario que una parte de los Fondos europeos se destinen a modernizar las líneas ferroviarias en España, y singularmente en el corredor ferroviario del mediterráneo integrando a todos los puertos de la fachada mediterránea y su interconexión directa con el centro y norte peninsular y singularmente con el resto de los países europeos.
Conformando a los puertos de Algeciras, Valencia y Cartagena con el Gorguel, la puerta de entrada a la Unión Europea por el sur en los tráficos marítimos, ganando de dos a tres días y reduciendo drásticamente sus efectos ambientales, y sobre todo contribuyendo a hacer de España una de las áreas logístico-portuarias más importantes de la Unión Europea.