EL EMPRENDEDOR, COMO MOTOR DE DESARROLLO

EMPRENDER, O LA NECESIDAD VITAL DE CREAR.

Emprender es asumir riegos y generar oportunidades de desarrollo. Es arriesgarse, y nace de la confianza y el total compromiso en la viabilidad del proyecto, sabedor de que para alcanzar un objetivo, lo primero hay que creer en él y estar convencido de que es conseguible, de lo contrario jamás podrá hacerse realidad.

El proyecto puesto en marcha por el emprendedor, se conforma como una necesidad vital y un compromiso personal cierto. Gestionar los recursos materiales y tecnológicos, pero básicamente los recursos humanos, constituyen la parte fundamental para el éxito del proyecto.

Recientemente se hacia publico el INFORME GUESS Murcia 2021, presentado por la Universidad de Murcia, que recogía que tres de cada diez estudiantes universitarios quieren ser funcionarios, mientras que solo uno de cada diez quiere emprender. Evidenciando la necesidad de incorporar el EMPRENDIMIENTO como asignatura y como motivación en la formación profesional y universitaria, remarcando el fundamental del valor del esfuerzo y el compromiso con los demás, desde los primeros años. 

Es necesario tener presente, que todo emprendedor, que todo buen profesional, debe tener es – empatía y sentido del compromiso, al igual que pasión por los retos y mantener la distancia con el cliente-. Para ello en primer lugar debe saber que lo mas importante es –saber escuchar y aconsejar, sin dejarse llevar-.

Los grandes proyectos comienzan con un sueño, y su consecución requiere de personas que sientan y crean en lo que hacen. El resultado logrado por un equipo o una organización no depende solo del Saber (conocimiento o competencia) y el Querer (compromiso e implicación). Existe otra variable que tiene un efecto multiplicador sobre las otras dos, e impulsa o limita poderosamente las posibilidades de una organización: el Sentir (sentimientos y estados emocionales).

Es un hecho que la valoración de la sociedad de la figura del emprendedor, del empresario y del éxito empresarial, aunque ha mejorado, ampliamente, no cuenta con el reconocimiento social como en otros países, Estados Unidos o en el Reino Unido, entre otros.

Por ello es necesario, que ya desde la escuela y la Universidad, se valore al Emprendedor como referente, y se fomente la vocación al riego y al esfuerzo, que el emprendimiento se conforme como compromiso principal por encima de otros objetivos. La cultura del riesgo es algo vital para el desarrollo social y económico de los pueblos, y en este sentido habríamos de caminar.

Es necesario una mayor valoración positiva de “la figura del emprendedor” por las Administraciones Publicas, a la vez que reducir drásticamente la burocracia y los tramites y tiempo para la puesta en marcha de un proyecto empresarial, implementando el silencio administrativo positivo, a la vez que la puesta en marcha de mecanismos de apoyo real, tanto fiscales, como de capital riesgo y subvenciones reintegrables, siempre y cuando el proyecto haya fructificado positivamente.

Para que un proyecto se haga realidad, precisa de OBJETIVOS, y por tanto de la VISION, la MISION y la ESTRATEGIA

La empresa se conforma como el motor de la cadena de valor, donde se añade valor a los productos o servicios conscientes de que el objetivo de toda ESTRATEGIA es siempre el CLIENTE, el problema de muchas estrategias de marketing es que no diferencian entre características de producto y ventajas para el consumidor.

La VISIÓN  podría definirse como la elaboración de una imagen mental de cómo se debería ver la empresa o proyecto en el futuro, o como el resultado de la experiencia y de la acumulación de información.

La MISIÓN es la que define la razón de ser de la empresa.

La ESTRATEGIA es una descripción verbal del concepto de negocios que realizará la empresa para llevar a cabo esa visión.

La estrategia tiene un significado más amplio que los planes y programas, que han de ser revisados cada vez que hay cambios en un entorno turbulento como el actual, la estrategia constituye la capacidad de la empresa para emprender acciones de incierto resultado, e integra la incertidumbre en la conducción de la acción.

En la estrategia existen dos aspectos fundamentales que son la base principal para su éxito, la formulación (elaboración) y la ejecución (puesta en práctica). La elaboración de la estrategia y su ejecución requieren capacidades distintas, así para la elaboración se precisa actitud conceptual y capacidad analítica, mientras la ejecución precisa de liderazgo y motivación, en definitiva de capacidades directivas.

En la realización de estos procesos es necesario contar, además, con un control o seguimiento, dado que la formulación de la estrategia no se considera concluida cuando se inicia la aplicación, sino que es un proceso constante y continuado. En definitiva, todos estos pasos pueden englobarse en tres fases: análisis estratégico, planificación estratégica y control estratégico.

El valor fundamental de la planificación estratégica es la de ayudar a fijar objetivos a largo plazo, con el mayor conocimiento posible de las tendencias y previsiones mas importantes que permitan la máxima implicación y consecuentemente motivación de todos los niveles de la empresa.

Un Plan Estratégico es el conjunto de acciones programadas para conseguir un objetivo a plazo fijo, dichas acciones llamadas estratégicas tienen que ser flexibles para poder adaptarse a la realidad cambiante del entorno.

La planificación estratégica es fundamentalmente para crear futuro a partir del presente, buscando las estrategias competitivas precisas, en consecuencia las decisiones que tomemos hoy se conforman como la base para el éxito de mañana, aunque la planificación estratégica permite anticipar el futuro, ayuda a la alta dirección a seleccionar las acciones con las que puede hacer frente a los cambios, y reestructurar, si es necesario, el rumbo de la empresa para conseguir los objetivos planteados.

Dicho todo lo anterior, para vender lo fundamental es saber escuchar. Quedaran aquellos que de verdad han apostado por la Excelencia y han evitado el fácil recurso al igualitarismo. Sin “motivación” no hay resultados, la “confianza” en conseguir el objetivo propuesto es fundamental y el “interés” el esfuerzo en alcanzarlo es absolutamente prioritario.

Ángel Martínez

                                                                                                                                                                                               Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Murcia