La Región de Murcia 1950-2006

Al creciente proceso de globalización, de mercados cada vez interconectados, se suma ahora una situación distinta y preocupante, de la que los medios de Comunicación vienen haciéndose eco, que se iniciaba con la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, generando una situación de incertidumbre y de falta de confianza entre las entidades financieras que no tiene parangón en el pasado. Una situación que a pesar del tiempo transcurrido sigue generando turbulencias financieras, que ha conllevado a la practica desaparición del crédito interbancario, que los Bancos Centrales tratan de corregir inyectando recursos en el sistema, pero dado el corto plazo para el que estos se realizan no resuelven el problema real de la falta de confianza entre los propios operadores.

Esta pérdida de confianza ha llevado a la práctica desaparición del crédito interbancario y consecuentemente a la ausencia de oferta de dinero a medio y largo plazo. El dólar sigue cayendo y el euro sobrepasa el 1.5 dólares, y el petróleo supera los 140 dólares, conformando un nuevo problema para las exportaciones de la Unión, y singularmente en España por las perdidas de competitividad que acumula por el alto diferencial de inflación que viene manteniendo en los últimos años con el resto de países de la Unión.

Esta situación de incertidumbre, y de falta de recursos, comienza a trasladarse a la economía real, y especialmente en España en que coincide, además, con una etapa de desaceleración económica, como consecuencia de la caída del sector de la construcción de viviendas, entre otros, debido a los altos precios que habían alcanzado en estos últimos años. Al que se han sumado el incremento de los precios de los productos básicos de la cesta de la compra, así como él de los productos energéticos, lo que esta conllevando dificultades económicas a las familias, a la vez que conlleva una reducción en el consumo.

Un hecho resultante de esta situación, es la reducción drástica del ahorro de las familias, con un incremento mayor del endeudamiento, situándolo en tasas muy elevadas, lo que supone menor capacidad de endeudamiento y consecuentemente menor capacidad para el consumo, que ha sido junto con la construcción uno de los principales motores de esta larga etapa de crecimiento económico y social.