AURARIOLA, EL REINO DE TUDMIR/ EL REINO DE MURCIA.

Miguel Barcala Candel publicaba en 2001 el libreo El reino de Tudmir. Aurariola, que recoge que durante doscientos cincuenta y nueve años, del 572 al 831, Oriola fue la capital del Reino de Tudmir, que comprendía el norte de la actual Almería, Murcia, Alicante y más de la mitad de Albacete, incluyendo su capital. La sede episcopal estaba en Begastri (Cehegín), situada al noroeste de la Civitate. En todas las crónicas árabes, incluso después de desaparecido Tudmir como reino, se denomina a esta región “país” por conformar una unidad histórica y geográfica indisoluble. La Civitate de Aurariola, reino de Tudmir y por último Cora de Tudmir, perdió su capitalidad el año 831, cuando terminada la nueva ciudad de Mursiya, construida por Teodomiro (825, Abd al Rahman II la nombro capital de la cora de Tudmir).

La configuración territorial de la Cora de Tudmir y el Reino musulmán de Murcia, formado a la caída del califato, tiene una base eminentemente natural que, a grandes rasgos, se corresponde con la cuenca hidrográfica del Segura, desde el valle de Almanzora por el sur, al de Vinalopó, por el norte: el Sureste Español.

Prácticamente este mismo territorio configurará el Reino de Murcia en el momento en que se produce su incorporación a la Corona de Castilla en 1243. Pero las diferencias entre Castilla y Aragón arrastraron al Reino de Murcia a una situación inestable, modificando su territorio en razón a los acuerdos de cada momento. En 1713 el Reino de Murcia se agrupaba en tres esferas jurisdiccionales: realengos, señoríos y lugares de ordenes. En Realengos se incluían: ciudad de Murcia, ciudad de Cartagena, Fuente Álamo, Mazarrón, ciudad de Lorca, Hellín, Tobarra, Albacete, Fuensanta, la Gineta, la Roda, ciudad de Chinchilla, Fortuna, Sax, Almansa y Ciudad de Villena. En órdenes: de Santiago -Cieza, Moratalla, Caravaca, Liétor, Férez, Letur, Socovos, Lorquí, Villanueva, Ulea, Ojós, Ricote, Blanca, Abarán, Totana-Aledo, Pliego y Bullas-; de San Juan -Calasparra y Archena-; de Calatrava –Abanilla-. Y los Señoríos de, Duque de Montalvo: Alhama, Librilla, Mula y Molina, y de Marques de Albudeite: Albudeite.

Mapa de la Cora de Tudmir

En la división provincial de 1833, llevada a cabo por Javier de Burgos, no se tuvo en cuenta ninguna razón histórica, sino el que todas las provincias tuvieran una población en torno a los 400.000 habitantes, a fin de que todas estuviesen representadas en las Cortes por ocho diputados. Una situación que permaneció hasta la configuración del Estado de las Autonomías, en la que Albacete se incluye en la Comunidad de Castilla–La Mancha. Obviando una realidad socioeconómica que históricamente ha unido a estos territorios, conformando un área común de desarrollo con complementariedades económicas y sociales, coincidencias culturales, al igual que debilidades o abandonos en la realización de las infraestructuras y, singularmente, la escasez de agua.