SIN UNA INDUSTRIA FUERTE, NO HAY FUTURO SOSTENIBLE

La Industria española se encuentra 6 puntos por debajo de la media de la Unión Europea

El crecimiento del PIB en España, en los últimos años, es muy superior a la media de la Unión Europea, en el pasado año 2024, la economía española creció un 3,20%, muy por encima del 1,00% de media en la UE, y los datos que se anticipan del primer semestre de 2025 confirman que sigue creciendo por encima de la media de la Unión, pero en el PIB por habitante en Paridad de Poder de Adquisitivo se sitúa en el  92,00% de la media de la Unión, por debajo del 93,00% de 2017, y muy por debajo del 105,00% del año 2007.

El crecimiento de la economía española está impulsado principalmente por la demanda interna, y singularmente por el turismo (que impulsa el comercio, el transporte, la hostelería y la restauración), y en el empuje de los fondos de la UE de Nueva Generación en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, pero cuenta con una menor productividad que la media de la Unión y con producciones más intensivas en trabajo y con menor valor añadido, lo que es un freno para un crecimiento continuado.

La estructura productiva de España y de la Unión Europea en 2024, nos muestran las principales diferencias en su configuración, la Agricultura en España aporta el 2,80% al total del PIB, mientras que la media en la UE es del 1,30%. La Industria aporta en España el 22,00% (Industria 16,10%% y Construcción 5,90%), muy por debajo de la media en la UE., del 28,00% (Industria 22,70% y construcción 5,30%), y los Servicios en España aportan el 75,20%, muy por encima de la media de la Unión Europea del 70,70%.

La Estructura productiva en España y en la Unión Europea en 2024

Fuente: según Eurostat, Infografía Jesús de Covadonga Martínez.

En la industria española predomina la pequeña y mediana empresa y una menor diversidad productiva que en la media de la Unión, al que se suman una menor fortaleza en sectores de alto valor añadido, y la menor inversión en Investigación y Desarrollo, fundamentalmente por las Empresas, que la media de la Unión, lo que evidencia la necesidad de un gran Acuerdo nacional para impulsar su fortaleza, pues como indica la Fundación BBVA y el IVIE, sin una industria fuerte, no hay futuro sostenible.

La industria manufacturera representa en España el 75,20% del total de la industria y ocupa el 13,90% del empleo; del total de las empresas industriales entorno al 95,00% son pequeñas o muy pequeñas y no superan los 10 empleados. El tamaño sí importa, porque su menor tamaño dificulta la inversión en I+D, en la formación y mejora de las habilidades de los trabajadores en las tecnologías digitales, para ganar en productividad que se encuentra el 5,40% por debajo de la media de la Unión, pero en comparación con Alemania el diferencial se amplía hasta el 29,00% y con Francia al 16,00%.

El Banco de España ha reiterado la necesidad de impulsar la industria, la concentración empresarial y la mejora de la productividad, llevando a cabo las reformas estructurales pendientes de fundamental importancia, ya que pasados los efectos de los fondos europeos, como ha ocurrido en etapas de crisis España puede volver a quedar atrás.

Hay dos hechos difícilmente entendibles, disponemos de cantidades ingentes de recursos provenientes de la Unión Europea, y siendo de total prioridad para España y para la Unión Europea la realización plena del Corredor ferroviario del mediterráneo en su doble corredor para pasajeros y para mercancías entre la frontera y Algeciras, la conexión del único de los ejes radiales en la conexión portuaria Cartagena-Madrid en el tramo Murcia-Albacete, no se haya programado su plena realización siendo prioritaria para la Unión y para España, así como el Plan Hidrológico Nacional para resolver la falta de agua que asfixia al Sureste mientras que el Ebro y el Tajo desbordan.

El otro es la fundamental importancia de la Industria para el futuro y el desarrollo social y económico de España, ante el diferencial negativo con la media de la Unión, y más aún con los principales países, tanto en el tamaño de las empresas, como de la dependencia tecnológica del exterior, y la insuficiente financiación en Investigación, Desarrollo e Innovación, así como de las nuevas tecnologías, realidades que reafirman la necesidad de acordar un Plan para la reindustrialización, porque lo que esta en juego es el futuro.

Esta realidad obliga  al Gobierno a consensuar con las Comunidades autónomas la puesta en marcha de un programa de actuaciones aprovechando los Fondos Europeos tanto en la realización plena de la red ferroviaria, así como la reindustrialización, eliminando burocracia, ampliando la red eléctrica nacional y su interconexión internacional, y ofreciendo un coste de la energía que no sea superior al de los países con los que competimos.