El FRACKING: Oportunidad o Problema?

La dependencia energética de España del exterior, es de casi veinte puntos superior a la media de la Unión Europea, dado se sitúa en el 73,00% la dependencia energética del exterior, lo que supone un coste y un riesgo muy importante en todos los sentidos. Aunque el decidido impulso a las energías renovables puede conllevar a reducir esta situación y quizás compensar a medio y largo plazo, en parte, el abandono de la producción de energía nuclear, mientras que Francia mantiene sus plantas a dos pasos de España y sus efectos en caso de desastre nos llegarían igualmente.

Es una oportunidad o un problema, autorizar la explotación de los recursos petrolíferos de los que dispone España, con la aplicación de la técnica FRACKING que tan buenos resultados esta conllevando en Estados Unidos, que ha pasado de una situación de déficit y por tanto de importador de petróleo a una posición de superávit y por tanto a exportador de petróleo. No convendría al interés general del País, inmerso ahora en una gravísima crisis sanitaria, social y económica de consecuencias imprevisibles, autorización se explotación bajo las condiciones medioambientales y de seguridad máximas.

España tiene una excesiva dependencia energética del exterior, que la condiciona y que ha de reducir drásticamente para ser competitiva en los costes energéticos. Aprovechar la riqueza del subsuelo de España, que según los informes cuenta con reservas de gas sin explotar, que podrían suponer el abastecimientote gas durante cuarenta o cincuenta años, y las reservas de petróleo el abastecimiento durante varios años, es una necesidad, a la vez que conllevaría la reducción de nuestra dependencia energética del exterior, la reducción del déficit, y en consecuencia una mejoría económica y de seguridad..

Este gas de las piedras, es uno de los hidrocarburos no convencionales extraídos con la técnica del fracking, es el gas natural existente en rocas como las pizarras, y que suelen estar situadas entre los cuatrocientos y los cinco mil metros, y para extraerlo se aplica la técnica de “fracturación hidráulica”, mediante la inyección a alta presión de agua y arena (99,50%) y aditivos (0,50%) a gran profundidad, con el objeto de crear una red de microfracturas en determinadas zonas del subsuelo. La fuerza del agua provoca grietas en el núcleo de la roca y los granos de arena ayudan a mantener abiertas estas fisuras para que el gas pueda fluir.

Mediante la inyección de miles de toneladas de agua a muy alta presión, mezclada con arena y aditivos es el medio para liberar el gas de las piedras, y una vez conseguida la fracturación, el fluido (petróleo o gas) asciende a la superficie junto con la mezcla de agua y otros aditivos, así como algunas substancias que puedan haber estado atrapadas en las rocas, a través de un tubo de acero recubierto de cemento que evita que las más de 500 sustancias químicas, así como aquellas que contengan los estratos del mineral roto (metales pesados y radiactivos), pasen a los acuíferos.

Un informe de la Asociación Española de compañías de investigación, exploración y producción de hidrocarburos y su almacenamiento subterráneo, indicaba que en España, principalmente en la cuenca vasco-cantábrica, considera que hay unas reservas de gas equivalentes al consumo nacional de setenta años y que podían hacerse efectivas mediante la tecnología del fracking.

Pero desde el primer momento esta técnica ha contado con un importante rechazo social de los grupos ecologistas, y también de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, basado en las posibles consecuencias de los aditivos químicos que se utilizan, que podrían ser tóxicos o cancerígenos, y de las posibles consecuencias en el incremento de la actividad sísmica, debido a las fracturas a realizar en las rocas y a las explosiones que se han de realizar.

Este rechazo fue el principal factor para que las empresas que se habían interesado e incluso invertido en la puesta en marcha de proyectos de explotación mediante esta técnica, abandonaran definitivamente los mismos, y España siga sin poder utilizar su potencial que esta enterrado en las profundidades de nuestro subsuelo.

La situación socioeconómica generada por la pandemia, debería hacernos reflexionar sobre la imperiosa necesidad de sumar todos, de alcanzar un gran Acuerdo Nacional para afrontar con éxito los retos que esta situación está planteando tanto social como económicamente, un Acuerdo de todos o la gran mayoría de nuestros representantes en el Congreso, sumando los Consensos necesarios respaldados por la gran mayoría de los españoles, acordando y poniendo en marcha, las acciones a desarrollar para salir de esta situación a la vez que configurar las bases de la nueva realidad que se esta conformando.

Es por tanto necesario reflexionar sobre la situación energética española, y valorar los pros y contras del aprovechamiento energético de nuestro subsuelo mediante la utilización de la técnica del fracking, y valorar si s aprovechamiento es de interés general, paralelamente al desarrollo de las energías renovables, buscando soluciones a su almacenamiento, si ello es posible, para aprovechar todo el potencial del sol y aire en España, de lo contrario la dependencia energética del exterior seguirá condicionando creciendo con las consiguientes consecuencias en el déficit comercial y para el desarrollo de la economía española.